viernes, 20 de abril de 2012

American Idol

De todos los programas que ve la gente y de todas las discusiones que eventualmente se dan de tele, la más común y frecuente podría ser la competencia de canto más vista de la televisión los últimos diez años. Importado del programa británico Pop Idol, la versión "americana" se ha convertido, año tras año, en un fenómeno que encanta a todos y a todas de una manera curiosa.
El primer enganche son las audiciones que aportan el elemento cómico, que se ve en los que llegan a hacer el ridículo, y de sorpresa, en los que muestran una voz nueva y fresca que da gusto escuchar y, con suerte, volver a ver en los conciertos. Muchos dejan de ver luego de esta etapa, pero si de pronto surge alguien singular que llame la atención se querrá ver si su recorrido logra alargarse durante los siguientes episodios.
Cuando llegamos a la etapa de conciertos el público es el verdadero juez y al estar tanto tiempo al aire el desinterés comienza a notarse más, sobretodo en el premio final que lo ha ganado un hombre los últimos cuatro años, una muy desacertada decisión los últimos dos.
La popularidad supera al talento o a lo que podría resultar una mejor voz a futuro.
Pero esto no le quita que, semana a semana, sea una hora de entretenimiento que recae en la calidad las canciones de los concursantes: si se utiliza una canción conocida y logran cantarla bien o novedosamente nos agrada, si nunca la habíamos escuchado pero la interpretación es buena y hay agilidad en el escenario mientras se canta también agradará. De eso depende un buen espectáculo casi completamente, pues una parte viene de la espontaneidad, esto resultaba divertidísimo cuando Simon Cowell comentaba de la manera más tajante fuera para bien o para mal, ahora es tan monótono escuchar las mismas frases cursis y cero visión de parte de los jueces que esa parte espontánea ha decaído.
No olvidemos que existe la terrible hora de resultados, que mantiene un nivel de tensión importante en el público para luego llegar a liberarse cuando se sabe quien sale de la competencia, pero para esto debemos soportar otro montón de cantantes de afuera, a veces se disfruta pero es muy innecesario. El año que cambiaron la media hora de resultados a una no lo podía creer.

En fin, el reality show ha hecho historia desde su inicio (contado con excelencia en la película de HBO Cinema Veritè) y este marcó el inicio de muchas, pero muchas competencias de cualquier cosa en la tele, ¡Cualquier cosa! 
Funciona semana a semana y las personas lo ven más que los programas con guión.

Top Chef es mi favorita, y este año The Voice le está ganando a American Idol en audiencia, un otro de canto donde las audiciones son a ciegas, es decir, los jueces no ven al participante y deben juzgar sólo por la voz. Un mecanismo muy entretenido al principio pero decae en los conciertos pues es más de lo mismo más de lo mismo más de lo mismo. Por ahí apareció y desapareció la tonta Latin American Idol. 

La lista es interminable. 

Eso sí, no hay que olvidar que uno de los originales allá en Gran Bretaña nos introdujo a la magnífica Susan Boyle que es digna de ver y escuchar una y otra vez.

domingo, 8 de abril de 2012

New Girl y The Good Wife

Generalmente me gusta hablar de cada cosa por separado pero al estrenar el mismo día y a la misma hora tendré que contarles de dos buenas series en un mismo texto.
La primera es una comedia muy entretenida llamada New Girl, donde Jess decide mudarse luego de encontrar a su novio con con otra muchacha. La cosa es que en el nuevo apartamento viven tres hombres que están acostumbrados a su vida cotidiana sin presencia femenina. De esta premisa, que resulta bastante común, se puede esperar cualquier cosa pero logra mantenerse fresca, sobretodo de la actriz principal Zooey Deschanel que con su encanto nos brinda un personaje fuera de lo común que hará reír a más de uno y a muchos no les hará nada de gracia. Con comunes altibajos de primera temporada será un buen disfrute de media hora semanal.

Mientras tanto, regresa la mejor serie del año pasado según este bloguero. Se trata de la tercera temporada de The Good Wife. Esta magnífica creación que comenzó como una pequeña distracción legal se convirtió poco a poco en un drama intenso escrito con gran estilo y calidad sin perder la fórmula de caso semanal. Entonces se produce un balance casi perfecto entre la continuidad de las serie junto con una historia que concluye al final de la hora.
No sólo la recomiendo sino que invito a todos a analizar conmigo los episodios que puedan ver para que sepan lo que es buen desarrollo de personaje (actuaciones de primera), diálogos inteligentes y desarrollo de trama sin aburrir al espectador.
No dejen de verlas. Disfruten.