viernes, 7 de noviembre de 2014

Jane The Virgin

"Jane Villanueva, sentenciada por su abuela y ansiosa de conservar su virginidad hasta el matrimonio con su novio detective, es inseminada artificial y accidentalmente. Lo que no sabe es que el donador está casado y es el dueño del hotel donde ella trabaja."


Leyendo reseñas y comentarios de varios críticos de tele de cómo se presenta y qué ofrece la nueva serie Jane The Virgin, todos parecen haberse puesto de acuerdo con una idea general: la premisa inicial de la serie es absolutamente ridícula, la cantidad de giros narrativos solo en el primer episodio es casi risible y el estilo novelesco es básicamente una fórmula que resultaría difícil de sostener en manos de escritores mediocres. Pero son esos mismos detalles, y la ingeniosa manera en que es escrita, lo que la hacen un goce total al verla. 
Con la cantidad de historias y personajes que pretende manejar y que logra mantener, nos recuerda que la ejecución del programa es lo que cuenta más allá de reciclar ideas. Jane The Virgin sabe que es alocada, sabe que esos giros serán parte de lo que la mantenga con vida y, aún más importante, sabe que es una simple distracción para pasar un buen rato, entonces ¿por qué no hacerla de la manera más extravagante posible? 
Eso sí, no pierde de vista sus personajes y la profundidad que puedan tener dentro de la hiperrealidad del programa. Sobresale la autenticidad y el carisma de Gina Rodríguez, que le da vida a Jane y la hace creíble en sus acciones y manera de pensar, junto con su madre y abuela, que completan el núcleo principal de la serie, cada una con su personalidad pero apoyándose mutuamente, con una química entre actrices que no se ve todos los días. El resto de los personajes representan la lista estereotipada que se ve en los culebrones, pero cada uno tiene sus razones y es explorado sorprendentemente bien: el padre biológico, la esposa que busca dinero, el amigo traicionero, la doctora hermana del padre biológico y muchos más.
Con ese disfraz que se pone de serie (por la cadena en que se transmite y por ser casi siempre en inglés), en un ambiente de colores muy vivos y actores poco conocidos pero comprometidos con sus papeles, es suficiente para notar una telenovela que, fácilmente, nunca se vio mejor, ni se había divertido tanto consigo misma. Porque logra ser graciosa sin esforzarse: las explicaciones escritas en pantalla de manera irónica, cada giro y situación de la trama que uno espera pero logra sorprender por la manera en que es manejada, y, sobre todo, por tener el mejor narrador (Anthony Mendez) de una serie desde Pushing Daisies; sus intervenciones son para ahondar en los personajes o para explicar algo de la manera más acertada posible, no deja que la sonrisa desaparezca durante todo el episodio.
Esa sinopsis inicial es apenas la superficie de lo que es Jane The Virgin, la cantidad de detalles y enredos en cada episodio son suficientes para no sentir pasar los cuarenta minutos de cada episodio. No se dejen engañar por lo ridículo del asunto porque perderían la idea que hay detrás del programa: enfrentar, con la cabeza en alto y un poco de humor, las complicaciones de la vida.

Jane The Virgin es basada en la telenovela venezolana Juana La Virgen, creada por Perla Frías.