Llega el inicio de una nueva temporada, y
con ella, volver a ver a personajes que extrañamos, emocionarse con la
continuación de las historias que quedaron sin resolverse y considerar si vale
la pena seguir viendo con las nuevas historias que traiga el actual año de la
serie. Pero, para muchas, una nueva temporada puede significar la reinvención
de lo que fue antes, sea por arreglar problemas de temporadas anteriores,
personajes que no funcionaron o simplemente porque los años al aire ya pesan.
Este es el caso de dos excelentes series
que regresan: The Good Wife, con
séptima temporada; y The Leftovers,
con su segunda.
Algo en común tienen estos dos programas
esta vez: su revitalización.
Me explico.
Luego de una floja y hasta mediocre sexta
temporada, los escritores de The Good
Wife se vieron obligados a buscar una manera de avanzar la narración de
manera que no se devolviera a las mismas andanzas de los primeros años, luego
de sacudir todo durante la quita (la mejor) temporada en todos los sentidos
posibles: muertes, renuncias, pleitos legales, amistades rotas y vueltas a
enmendar. Esto porque toda la evolución que conllevan esos saltos y extremos
narrativos, implica que los personajes ya no están en posición de volver a las
decisiones y actitudes de, siquiera, el año anterior; la personalidad ha
cambiado, las ideas ya no son las mismas. Es por eso que el dejar que Alicia tome iniciativas y tenga que
asumir nuevos retos fuera de su zona de confort (es decir, la firma legal y
oficinas y escenarios conocidos) era el paso necesario para que la serie no se
viera afectada por la cantidad de años que lleva al aire. Pocos programas con
guion llegan a tener esta longevidad y no caer en repeticiones o pérdida de
audiencia por estar cansada de ver siempre las mismas personas o historias en
situaciones similares al pasado o contadas apenas un poco diferente.
Hay que tener claro que la producción de The Good Wife está mucho más restringida
por el canal que la produce. Los requerimientos de producir veintidós horas en
menos de un año, mantener la premisa y estilo semanal, entre otras, son las
pautas para que la serie sea parte de la firma del canal, a la hora de mantener
su audiencia. Por suerte, esto no ha detenido a Robert y Michelle King,
creadores de la serie, de cruzar la línea y atreverse a presentar temas y
conceptos muy atrevidos y bien planteados que generalmente no se ven en series
así; no solo en estilo visual y musical, sino en la manera de presentar cada
semana un episodio con un formato fuera de los común a los episodios más
serializados, tipo NCIS, Criminal Minds o CSI.
Por otro lado, y al estar en un canal
pagado (HBO), The Leftovers no tiene
esas mismas limitaciones creativas y maneja la posibilidad de utilizar más
presupuesto en solo diez episodios que tiene cada temporada. Pero no deja de
lograr el mismo nivel de profundidad en sus propias temáticas y conceptos, de
una manera diferente claro.
En su segunda temporada, la reinvención
es completa. El tono melancólico se ha ido, el sobre dramatismo de los
personajes y la exageración del culto de la primera temporada se han ido para
dar paso a una idea diferente de lo que podía significar un “arrebato” del dos
por ciento de la población del planeta. Hasta la secuencia inicial de créditos
es completamente distinta.
Lo mejor es que las ideas principales
siguen ahí: el sentimiento de pérdida, la necesidad de sobrevivir las
crueldades del mundo, las injusticias de la vida; todo permanece como base
fundamental temática de la serie, ahora más estilizada y más extraña que nunca.
Porque muchas veces no es necesario que pase el tiempo para darle un nuevo aire
a la serie que puede llegar a revitalizarse solo con descubrir las partes que
pueden funcionar más “aquí” que “allá”.
A eso le sumamos el cuidado por los
detalles que podrían o no explicarse o entenderse a través de la temporada,
dejando al espectador, la mayoría de las veces, más confundido al final del
cada episodio. Esto gracias a la genial mano creativa de Damon Lindelof, una de las mentes maestras detrás de Lost.
Quedan advertidos a buscar estas dos
excelentes producciones. Por sus temas, actuaciones, aspectos técnicos (no
siempre analizados en series de tele), por ser verdaderamente entretenidas y
esperando que hayan llegado para quedarse, The
Leftovers y The Good Wife
vuelven una vez más a deleitar a aquellos que disfrutamos de buenas historias
semanales que demanden un poco más que solo ser vistas los domingos por la
noche.